Primaria debe adaptarse al paciente y al profesional actual
Es al Consejo Interterritorial del SNS a quien corresponde afrontar esta tarea
Óscar López Alba. Madrid
La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) está a punto de publicar su Informe 2012, en esta ocasión centrado en la Atención Primaria. Un adelanto del mismo revela los cambios que pide este nivel asistencial para poder enfrentarse a la demanda de la sociedad y los profesionales.
Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC, y Cayetano Rodríguez, exgerente del Segas, son algunos de los autores de los trabajos del Informe Sespas 2012.
Para empezar, en uno de los trabajos de este Informe Sespas 2012 (‘La cartera de servicios en atención primaria: un rey sin camisa’), los autores Ana Clavería, Miguel A. Ripoll Lozano, Alicia López, Cayetano Rodríguez Escudero y Jesús Rey García apuntan que, a pesar de la evolución en la Atención Primaria de España en las últimas décadas tanto en infraestructura como resultados, no ha ocurrido lo mismo con el modelo de financiación, “que exceptuando experiencias aisladas es rígido, obsoleto, con compartimentos estancos alejados de las políticas de coordinación requeridas”.
Así, solicitan “un modelo que, con visión de área, integralidad y autogestión, permita generar un marco organizativo y de gestión de la Atención Primaria capaz de adaptarse a la sociedad, a las nuevas necesidades y demandas de los ciudadanos, y al progreso legítimo de los profesionales. Corresponde al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, sus órganos técnicos y la sociedad civil, modelizar y consensuar estos cambios. Y debemos conseguir que tengan reflejo en los acuerdos del Consejo de Política Fiscal y Financiera, en las comunidades autónomas y, finalmente, en la ciudadanía”.
La teoría y la realidad no siempre coinciden
Dentro de este Informe Sespas 2012, ‘Indicadores en atención primaria: la realidad o el deseo’ denuncia que en el campo de la evaluación de la Primaria existe todavía una distancia importante entre los sistemas de indicadores consensuados (teoría) y el limitado sistema de indicadores factibles (práctica), y pide introducir elementos nuevos en los sistemas de información que sustentan.
Entre las principales lagunas detectadas en la comparación internacional y en los países de nuestro entorno, señala la continuidad de los cuidados, y solicita una interoperatividad real de los sistemas de información de los distintos ámbitos de atención que permita seguir al paciente individual en su interacción con el sistema de salud. También constata el Informe Sespas 2012 que el paciente está mejor informado y demanda una toma de decisiones compartida. En este sentido indica que las estrategias de salud pública pueden verse reforzadas con el desarrollo y la implementación de herramientas de ayuda para la toma de decisiones compartida que favorezcan la participación de los pacientes en las decisiones relacionadas con su salud.
La prescripción farmacéutica
También analiza el Informe la prescripción en este nivel asistencial (lo hacen Gabriel Sanfélix-Gimeno, Salvador Peiró y Ricard Meneu). “Pacientes sobremedicados en situaciones de bajo riesgo e inframedicados en situaciones de indicación demostrada, deficientemente informados, polimedicados, automedicados y un porcentaje no despreciable que sufre efectos adversos evitables, es en buena parte la fotografía de la prescripción en atención primaria que puede mejorarse”, afirma el documento específico, a cuyos autores sorprende que “la mayor parte de las estrategias farmacéuticas en el SNS no se han orientado al control de estos problemas, sino sobre todo a reducir el gasto farmacéutico, que no es el problema sino una de las consecuencias de ‘los problemas’ de la prescripción (y de la regulación y la gestión de la prestación farmacéutica)”, expone.
De esta forma propone que “algunos elementos esenciales para mejorar esta situación pasan por una mayor integración asistencial, el desarrollo de la historia clínica electrónica, estrategias globales de mejora de la seguridad y la reducción del papel de la industria farmacéutica, hasta estrategias más macro, como la creación de una agencia que pueda evaluar objetivamente el valor adicional aportado por un nuevo medicamento y su coste adicional, la fijación de precios acorde con la relación coste-efectividad, la exclusión de la cobertura de medicamentos con escaso o nulo valor añadido, etc.”.
La capacidad resolutiva de la AP depende de sus profesionales
En el capítulo ‘La reforma de la atención primaria’, Luis Palomo, Joan Gené-Badia y Juan José Rodríguez-Sendín piden que la financiación de la Primaria sea proporcional a la capacidad resolutiva y a la eficiencia asistencial que se le quiere atribuir políticamente. También solicitan que los equipos de Primaria gocen de un mayor grado de autoorganización y de autonomía de gestión, y que los sistemas de pago a los profesionales contemplen la capitación ponderada por patología y calidad del desempeño. Para estos autores, “la capacidad resolutiva de la atención primaria depende de la implicación y de la profesionalidad de los médicos”. Finalmente afirman que “la continuidad asistencial y la mejora de la coordinación con el hospital pasan por respetar la función de agente del paciente del médico en todos los casos y circunstancias, y por hacer depender de la atención primaria la financiación sanitaria”.
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