Las pymes españolas sienten una necesidad de
apoyo por parte del gobierno para el lanzarse al mercado exterior.
Descubra cómo nuestros vecinos franceses han cubierto esta necesidad: la
inteligencia económica sustentando y empujando al mercado interior y
exterior.
13 de junio de 2012
Infocenter, Centro de Vigilancia e Inteligencia Competitiva
Una de las quejas más frecuentes de las Pymes es la sensación de abandono en el mercado exterior por parte del gobierno.
Mientras que nuestros competidores son arropados y defendidos sus
derechos, cuando estos se intentan pisotear en el mercado, nuestras
empresas, sienten, con desesperación, una tremenda soledad.
Las numerosas trabas legales y administrativas con las que se encuentran en el mercado y la falta de "acompañamiento" por parte de los gobiernos regionales y/o el nacional, sólo preocupados por los grandes proyectos en estos momentos, desespera al más decidido.
Por otra parte, el desaprovechamiento de la Red de Oficinas Comerciales a favor de la detección de oportunidades comerciales y el apoyo sistemático a planes de internacionalización de Clúster, Sectores y PYMES, es un clamor que dura más de 40 años.
La sensación de soledad al investigar, al desarrollar o al abordar un mercado exterior es habitual y un freno importante para la inversión y creación de riqueza.
El empresario, por tanto, se pregunta frecuentemente si existe una visión y planificación conjunta de futuro sobre la autonomía/región entre el gobierno, las empresas y agentes sociales. Algo que ya existe en Italia y en Francia, por ejemplo.
La consecución de estos objetivos se apoya en sistemas de vigilancia estratégica, mejora de competitividad y transferencia tecnológica y garantía de seguridad económica de la investigación. Todo ello orientado a que los agentes económicos puedan tomar decisiones con menor riesgo.
Esto es imposible sin tener en cuenta también la competitividad de regiones como lugares de atracción para la inversión y para las personas. Francia ha aumentado su descentralización en los últimos años, sin alcanzar ni de lejos el nivel de España; lo cual no es obstáculo para la inteligencia económica nacional se articule junto a las regiones. Así, existe el Delegado interministerial de IE (Inteligencia Económica) como coordinador entre el Estado y los servicios descentralizados.
En el desarrollo de la Inteligencia Económica francesa participan las instituciones nacionales (todos los ministerios, no sólo economía o industria) y las prefecturas. También Exteriores y Defensa en la detección temprana de proyectos, en el acompañamiento de la oferta francesa en el exterior y la influencia en los ámbitos de decisión y conocimiento de la competencia.
Por tanto, la estrategia nacional de inteligencia económica implica a organismos nacionales y regionales y mira al mercado interior y exterior.
En la práctica, todo esto se basa en sistemas de información del entorno que mantenga una visión del escenario competitivo actualizado. Con las Tecnologías de la Información, esta labor es más rápida y fácil. El manejo de grandes cantidades de información y el impulso de las fuentes abiertas, abre este campo directamente a la empresa privada (grandes y pymes) y a la administración pública (de cualquier ámbito). El acceso a los resultados de esta inteligencia permite poder adaptarse al entorno con la mejor información posible con la seguridad de que su desarrollo está siendo dentro de una planificación nacional.
La Inteligencia Territorial tiene una clara función estratégica de apoyo a la Inteligencia Nacional como impulso para generar riqueza para la región y la nación, pero éste no es su objetivo último; ya que la mejora económica debería repercutir en el bienestar social. Tal y como recuerda la experta en Inteligencia y Desarrollo Regional, Carmen Sanjurjo, "la meta final es obtener una región atractiva para vivir, visitar e invertir".
Por tanto, las autoridades públicas deberían pensar si es necesario el desarrollo de una estrategia local de Inteligencia Económica y la aplicación de medidas de Inteligencia Territorial a la región y a las empresas que las compone, sean del tamaño que sean.
O es que ¿alguien cree que el éxito económico de un país es fruto de la casualidad o de actuar pensando sólo en el corto plazo?
Iñaki Oroz Llánder. Analista y Consultor de Inteligencia Competitiva en Infocenter
i.oroz@infocenter.es
Las numerosas trabas legales y administrativas con las que se encuentran en el mercado y la falta de "acompañamiento" por parte de los gobiernos regionales y/o el nacional, sólo preocupados por los grandes proyectos en estos momentos, desespera al más decidido.
Por otra parte, el desaprovechamiento de la Red de Oficinas Comerciales a favor de la detección de oportunidades comerciales y el apoyo sistemático a planes de internacionalización de Clúster, Sectores y PYMES, es un clamor que dura más de 40 años.
La sensación de soledad al investigar, al desarrollar o al abordar un mercado exterior es habitual y un freno importante para la inversión y creación de riqueza.
El empresario, por tanto, se pregunta frecuentemente si existe una visión y planificación conjunta de futuro sobre la autonomía/región entre el gobierno, las empresas y agentes sociales. Algo que ya existe en Italia y en Francia, por ejemplo.
El caso francés
En medio de la crisis, el pasado 15 de septiembre el Primer Ministro francés, François Fillon, emitió una circular dirigida a los miembros de su gobierno, titulada: "Acción del Estado en materia de Inteligencia Económica" (concepto muy relacionado con lo que en España llamamos Inteligencia Competitiva) en el que se afirmaba que "la política de Inteligencia Económica de Francia constituye uno de los componentes de la política económica, contribuye al crecimiento, a la vez que preserva la competitividad y la seguridad de las empresas francesas y de los organismos de investigación".La consecución de estos objetivos se apoya en sistemas de vigilancia estratégica, mejora de competitividad y transferencia tecnológica y garantía de seguridad económica de la investigación. Todo ello orientado a que los agentes económicos puedan tomar decisiones con menor riesgo.
Esto es imposible sin tener en cuenta también la competitividad de regiones como lugares de atracción para la inversión y para las personas. Francia ha aumentado su descentralización en los últimos años, sin alcanzar ni de lejos el nivel de España; lo cual no es obstáculo para la inteligencia económica nacional se articule junto a las regiones. Así, existe el Delegado interministerial de IE (Inteligencia Económica) como coordinador entre el Estado y los servicios descentralizados.
En el desarrollo de la Inteligencia Económica francesa participan las instituciones nacionales (todos los ministerios, no sólo economía o industria) y las prefecturas. También Exteriores y Defensa en la detección temprana de proyectos, en el acompañamiento de la oferta francesa en el exterior y la influencia en los ámbitos de decisión y conocimiento de la competencia.
Por tanto, la estrategia nacional de inteligencia económica implica a organismos nacionales y regionales y mira al mercado interior y exterior.
En la práctica, todo esto se basa en sistemas de información del entorno que mantenga una visión del escenario competitivo actualizado. Con las Tecnologías de la Información, esta labor es más rápida y fácil. El manejo de grandes cantidades de información y el impulso de las fuentes abiertas, abre este campo directamente a la empresa privada (grandes y pymes) y a la administración pública (de cualquier ámbito). El acceso a los resultados de esta inteligencia permite poder adaptarse al entorno con la mejor información posible con la seguridad de que su desarrollo está siendo dentro de una planificación nacional.
La Inteligencia Territorial tiene una clara función estratégica de apoyo a la Inteligencia Nacional como impulso para generar riqueza para la región y la nación, pero éste no es su objetivo último; ya que la mejora económica debería repercutir en el bienestar social. Tal y como recuerda la experta en Inteligencia y Desarrollo Regional, Carmen Sanjurjo, "la meta final es obtener una región atractiva para vivir, visitar e invertir".
Por tanto, las autoridades públicas deberían pensar si es necesario el desarrollo de una estrategia local de Inteligencia Económica y la aplicación de medidas de Inteligencia Territorial a la región y a las empresas que las compone, sean del tamaño que sean.
O es que ¿alguien cree que el éxito económico de un país es fruto de la casualidad o de actuar pensando sólo en el corto plazo?
Iñaki Oroz Llánder. Analista y Consultor de Inteligencia Competitiva en Infocenter
i.oroz@infocenter.es
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