A veces estamos tan absortos en el trabajo diario que perdemos la capacidad analítica de muchos de los acontecimientos que nos rodean y no nos plantemos algunos conceptos que, probablemente, ha llegado el momento de replantearse. Conceptos que deberíamos desgranar y ver si aún siguen sirviendo o son viejas formulas ante nuevas épocas. Porque está claro que esta época que nos ha tocado vivir los últimos años es nueva, tortuosa, complicada y apasionante.
Hablamos continuamente de crisis y corremos el riesgo de convertir la palabra en un vocablo manido, un tópico más a incorporar a nuestros discursos. Y eso sería no solo un gran error sino también la pérdida de una gran oportunidad. Todas las crisis encubren grandes oportunidades. La oportunidad de analizar situaciones, recursos, estrategias y formas de actuar. La oportunidad de poder realizar cambios de tendencia, orientando nuestras actuaciones hacia la excelencia. La oportunidad de eliminar malos hábitos, convencionalismos, ineficiente asignación de recursos insuficientes y tantas otras actuaciones incorrectas que cada día repetimos en nuestra forma de dirigir organizaciones. Y esto lo hacemos aún, a sabiendas, de que podríamos hacerlo de otra manera. Podríamos y sabríamos; y eso es lo realmente importante. Los directivos sanitarios, al igual que el resto de directivos del mundo, saben su oficio y saben como desempeñarlo de una forma coherente. Pero nos encontramos con demasiadas dificultades y hemos cometido el tremendo error de aceptarlas como imponderables. Reivindicamos libertad de actuación, queremos que se nos considere “técnicos”, huimos de que se politice nuestra actividad, luchamos por profesionalizar nuestra labor y hablamos de todo ello en múltiples foros. Parece que al repetir nuestro discurso ante colectivos ajenos y entre nosotros mismos, pudiésemos reafirmarnos en nuestras reivindicaciones. Pero está claro que ya hace más de 20 años que tenemos el mismo discurso y los resultados no son los que esperábamos. Por eso, aquí, en nuestro SNS, y ahora, en el corazón de esta crisis de nuestro recién estrenado siglo XXI, tenemos el marco apropiado para intentar de nuevo, con fuerzas, con ilusión y con esperanza, dar sentido a esta maravillosa profesión nuestra: gestionar la atención sanitaria.
Pero para ello debemos liberarnos de miedos, tabús y servilismos y emprender esta nueva batalla en la seguridad de que, esta vez, podremos triunfar.
La gestión sanitaria ya no es esa labor de imponer estrategias, porque actualmente los profesionales sanitarios pueden y deben gestionar su actividad en el marco competencial de sus habilidades. Esos profesionales sanitarios ya aceptan como su responsabilidad el optimizar sus resultados y saben que si ellos mismos no se organizan en aras a la eficiencia, corren el riesgo de ser organizados por otros profesionales que pueden saber menos que ellos de sus autenticas necesidades. Los directivos, por tanto, ahora solo deberían concentrar sus esfuerzos en reforzarse como lideres y ser facilitadores del resto de la organización. Ya nadie discute que las organizaciones deben ser “conversacionales”, y es necesario hablar y escuchar, “con y a” todos los sectores implicados, a fin de conseguir una planificación sanitaria optima.
Ha llegado el momento de que los directivos sanitarios den un paso al frente y dejen los lamentos al margen y se esfuercen en lograr la cuota de respeto y profesionalización que, desde hace, años reivindicamos. No es difícil llegar al convencimiento de que enfrente no tenemos enemigos sino personas con diferentes responsabilidades que, también, están deseosos de hacer su trabajo lo mejor posible y para ello nos tienden la mano. Nos piden ayuda porque nos necesitan tanto como nosotros a ellos.
Ahora la función directiva se ha ampliado a múltiples campos de atención. Y hablamos de Atención Hospitalaria , de Atención Primaria, Atención Socio Sanitaria, Salud Pública y cualquier otra función realizada por todos aquellos directivos implicados en conseguir una atención sanitaria de calidad, tanto en la Atención Sanitaria Pública como en la Privada. Y es fundamental ejercer esa amplitud de miras en todo el territorio español. No podemos cerrarnos a movernos en el límite de nuestras CCAA; porque solo aprovechando las sinergias de todo el país conseguiremos resultados óptimos. Ello conlleva la gran responsabilidad del ejercicio de madurez que supone relacionarnos entre nosotros sin considerar colores políticos o estrategias de gestión partidarias y localizadas. Solo permitiendo evaluaciones conjuntas y permitiendo fluir experiencias de gestión, conseguiremos los máximos beneficios. Y eso conlleva mirar de otra forma y hacia otro horizonte. Todo, en el convencimiento, de la necesidad de crear una masa critica que nos deje percibir de forma clara y veraz aquello que ocurre fuera de nuestros despachos. Si tenemos la generosidad necesaria para quitarnos el traje de bombero con el que continuamente apagamos fuegos que se declaran en nuestro entorno inmediato, progresaremos en nuestra responsabilidad de potenciar una gestión sanitaria de calidad, comprometida y eficiente.
Isabel Tovar García
Consejería Sanidad y Dependencia. Junta de Extremadura
isabel.tovar@salud.juntaex.es
Publicado en "El Hospital del futuro: Las ideas de los expertos"
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