Sólo sabiendo cómo es el modelo sanitario al que pretendemos llegar, seremos capaces de definir los cambios, compromisos y perpetuaciones del modelo actual que tenemos.
Para ello, tendremos en cuenta que ningún modelo funcionará o cambiará sin que sus protagonistas colaboren directamente. En este sentido sólo los profesionales motivados o implicados en el cambio alcanzarán y añadirán objetivos máximos al mismo.
El primer planteamiento a resolver es cómo conseguir una sincera motivación. Hay dos métodos principales de recompensar a los profesionales. Uno es mediante el dinero, que puede estar ligado a resultados según los objetivos que previamente se hayan pactado. Hay que partir de la base que el personal sanitario está mal pagado y se le pide una responsabilidad que no es del todo reconocida.Esta recompensa no debe de ser igual para todos, de la misma forma que no todos tienen por qué tener los mismos objetivos. Aún así, esta medida por si sola resulta a la larga ineficaz y por otro lado no es del todo aceptado por los sindicatos.
El otro método consiste en el reconocimiento a los profesionales sanitarios.Es fundamental el compartir con los profesionales, junto con sus jefes, los valores y objetivos de la organización, haciendo parte importante para esta de todas las sugerencias que puedan aportar y aceptándolas cuando sean lógicas. Es importante además proponer normas claras y justas para el acceso a los puestos más altos o de responsabilidad en la organización, normas que tienen que ser cumplidas y en el que la transparencia sea uno de los valores fundamentales. La formación continuada debemos considerarla como una inversión y no un gasto, dando todas las facilidades de las que dispongamos para su acceso, y a todos los niveles de la organización.
El contacto con los pacientes, base del sistema, lo tienen los médicos, que no nos olvidemos que prescriben lo que consumen aquéllos y que compra un tercero. Por ello no debe confiarse sólo en su responsabilidad individual sino que deben sentirse unidos a la empresa para de esta forma compartir sus objetivos y tener los mismos valores.
Compartir ideas con los superiores está muy bien, asumir responsabilidades y cobrar en función de las mismas también, pero quizá sería deseable recordar sistemáticamente aquello que siempre se le supone al médico: entrega en su profesión, pero no sólo a nivel de conocimientos sino a nivel de máximo respeto y empatía para con sus congéneres. Este recordatorio seguro que contribuye a reorientar los objetivos de la organización en la dirección que debe de ir: OPTIMIZAR EL SERVICIO PRESTADO A SUS USUARIOS.
Dado este paso, nuestro única preocupación será conseguirlo al menor coste posible.
Enrique Serrano Santos es Director Médico del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca, de Murcia.
Publicado en "El Hospital del Futuro: Las ideas de los expertos"
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